La figura del wedding planner o planificador de bodas no es algo nuevo, de hecho, su historia se remonta a la antigua Roma. En aquel entonces, los matrimonios eran vistos como un asunto de negocios y política, y los padres de los novios solían contratar a un intermediario para negociar la unión matrimonial.
En la antigua Roma
Estos intermediarios, conocidos como «nuntius» en latín, eran responsables de organizar y planificar toda la celebración de la boda, desde la elección de la fecha hasta la contratación de músicos y la selección del menú. Además, se aseguraban de que todo se desarrollara sin problemas y de que los invitados disfrutaran de una experiencia agradable..
En la edad Media:
Con el tiempo, esta figura evolucionó y se adaptó a los cambios sociales y culturales. En la Edad Media, los matrimonios se convirtieron en un evento religioso y los sacerdotes se encargaban de la organización de la ceremonia. Sin embargo, la planificación de la recepción seguía siendo responsabilidad de la familia y de los intermediarios contratados para ello.
En el siglo XX:
En la época moderna, especialmente a partir del siglo XX, el papel del wedding planner se ha convertido en una profesión muy demandada. Los novios y sus familias suelen contratar a un planificador de bodas para encargarse de todos los detalles de la celebración, desde la elección del lugar hasta la contratación de fotógrafos y DJ.
Es así que desde los antiguos intermediarios romanos hasta los planificadores de bodas modernos, su función ha sido siempre la misma: asegurarse de que todo salga bien en uno de los días más importantes de la vida de una pareja.
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